La Pupila nació con la intención de subsanar una de las carencias que existían en el medio, como lo era la falta de una revista especializada en artes visuales. Desde la elección del nombre, nuestra publicación orientó sus contenidos hacia la crucial acción de ver, de hacer ver. Desde el primer número, en abril de 2008, anotábamos que nuestro deseo era «regular el foco y calibrar la mirada», bajo la idea de crear un espacio de generación de conocimiento y difusión de la obra de nuestros artistas.
Teníamos claro que la permanencia en el tiempo de un emprendimiento cultural radica en la consolidación de un intercambio con su público, hecho que fue determinante para explicar la longevidad de La Pupila.
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Pasaron 15 años de aquella primera edición, y esta rica experiencia nos reafirma en la convicción de la necesidad de un espacio que navegue entre la incertidumbre y las contradicciones de una realidad por momentos inasible. Los objetivos son los mismos que nos habitaban en el año 2008: la intención de seguir haciéndonos preguntas para ejercitar el espíritu crítico.
Gerardo Mantero y Oscar Larroca, directores